miércoles, 13 de octubre de 2010

AMADOR: la muerte abre paso a la vida

Quién es esa mujer que carga flores en el autobus, con la mirada perdida? Qué le preocupa? De dónde viene? Hacia dónde va? A quién lleva esas flores? La imagen de una mujer sentada en un bus de transporte público con los brazos llenos de rosas rojas y blancas fue el punto de partida para el guión de AMADOR, la nueva película del español Fernando León de Aranoa, el brillante director de las películas Los lunes al sol y Princesas.



Piensa Marcela (actriz peruana Magaly Solier) que la vida es una cuestión de oportunidad. Su pareja Nelson y ella son inmigrantes latinoamericanos en Madrid luchando día a día contra la crisis y el desempleo que vive la ciudad. Los anhelos de una vida cómoda, el inicio de una familia y hasta la ilusión de una nevera nueva para la casa se ven limitados por la cantidad de rosas que venden a diario a otros inmigrantes. El negocio va bien, pero nunca es suficiente. Nunca lo será.


Marcela encuentra trabajo cuidando de Amador, un viejo postrado en cama ya contando los días para pasar a una vida mejor. Al inicio la relación entre ellos se limita a platos de sopa que ella deja sobre la mesa de noche, los cuales son rechazados duramente por Amador. Sin mediar palabra alguna durante varios días, llegan a un diálogo amistoso gracias a los gestos amables y serviciales que Marcela siempre le tiene, con el afán de conservar su trabajo y seguir soñando con una vida mejor.


Amador muere, y lo malo es que muere demasiado pronto: un mes antes de lo que ella hubiera necesitado. Su fallecimiento la deja sin trabajo, sin medio de subsistencia. "Se adelantó, carajo. No podía haber aguantado un poco más?", se lamenta Marcela. Es aquí donde León de Aranoa hace un quiebre en la historia, dejando a Marcela en un complejo dilema moral: actuar como le aconseja la conciencia o como exige la necesidad.

Según palabras del propio director, estamos ante una película a ratos oscura y silenciosa. Es cierto, pero el balance termina siendo luminoso como la vida misma. La actuación de Magaly Solier es dura al comienzo, sin embargo convence y hace cómplice al espectador del dilema por el que pasa. El guión es simple e inteligente, con muchos momentos de exquisito humor negro.

AMADOR nos muestra que no siempre la muerte puede detener la vida. Que no somos más que las decisiones que tomamos cada día. Que lo más importante es ser fiel y aferrarse a estas decisiones, tal cual lo hace Marcela en este inspirador film.

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